La lengua y su enseñanza: La disciplina estructurada del qué y del cómo
El qué (la lengua) y el cómo enseñar (la metodología) son los ejes de la pedagogía que siempre han sido tomados en cuenta. Así veremos a continuación que en la historia de la enseñanza del español, por lo menos antes del siglo XX, se prioriza el objeto y el método en detrimento del sujeto en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En el siglo XV y XVI llega el Humanismo rompiendo las paredes herméticas de la Edad Media; llega el renacer de ese “sujeto” al que la educación busca transformar. El Humanismo reconocía el potencial libre y creador del hombre, pero sin anular la existencia de Dios, lo que me hace pensar que este humanismo tenía elementos discriminatorios, es decir, la supremacía caía sobre los eruditos, los poderosos, los poseedores del conocimiento y, en el contexto de la enseñanza de lenguas, me permitiría decir que el centro del aprendizaje era el objeto, es decir la lengua y sus métodos de enseñanza. Para lo cual, la lengua y el rol del erudito (no necesariamente con vocación docente), eran los ejes principales. El objetivo, es reproducir, transmitir y leer conocimientos ya escritos (principalmente en latín, en griego y en hebreo). Sin embargo, es en este despertar de la cultura cuando también renace la enseñanza del español como lengua extranjera, con la aparición del primer libro de Gramática castellana1 por Elio Antonio de Nebrija en 1492, curiosamente el mismo año del comienzo de la colonización española en América. Coincidencia o preparación, para una significativa difusión del idioma castellano por casi todo el nuevo continente.
Entre otros humanistas españoles, podemos destacar a Juan Lorenzo Palmireno con su método centralizador de la memoria y de la lengua materna. También destaca Pedro Simón Abril con su pedagogía renovadora como: el acercamiento de las ciencias al pueblo y su preocupación por una enseñanza práctica del castellano. Preocupación justificada ya que los humanistas exageraron en la formalidad y perfección de la Lengua y sus Métodos, cayendo en ejercicios repetitivos y monótonos, sin contexto, que aburrían a los alumnos.
Del ciceronianismo humanista, la enseñanza de lenguas pasa al intuicionismo sensible del Realismo del siglo XVII. Este realismo pedagógico se preocupa en conducir esos conocimientos teóricos a la práctica. Como representante de tal reforma, está el alemán Wolfgang Ratke, su didáctica se basaba en el método natural y en un aprendizaje rápido de las lenguas, abandonando la memorización pero desarrollando la inteligencia individual. El holandés Comenio llega luego para amenizar un poco los procesos pedagógicos, tratando de darle más importancia al alumno, y sostenía que la lengua debía ir emparejada con la experiencia de las cosas para lo cual aceptó la importancia de la interacción en el aula.
El siglo XVIII, el de la Ilustración se caracteriza por la institucionalidad de la enseñanza de lenguas extranjeras ya que es la primera vez que se la incluye en el currículo académico, pero utilizando las mismas técnicas empleadas para la enseñanza del latín.
Antes del siglo XX, una metodología conservadora, basada en las técnicas utilizadas en la enseñanza de las lenguas clásicas (latín, griego, hebreo) impuso su hegemonía. El método en la didáctica de idiomas ha sido, a lo largo de la historia, un sistema cerrado, los docentes y discentes han sido prototipos, creados con anticipación, bajo un manual de instrucción prescrito por el método.
Rescato la necesidad del método en la enseñanza de lenguas extranjeras como generador de procedimientos y técnicas que, de alguna manera, han facilitado y simplificado el trabajo docente. Por otro lado, considero que la sistematización del aprendizaje de la lengua es casi imposible, pero ese intento nos ha dejado muy buenas lecciones y legados como las técnicas repetitivas, audiolingüísticas, comunicativas, etc. que pueden ser empleadas a nuestra conveniencia, siempre y cuando dichas técnicas ayuden a alcanzar los objetivos de nuestro enfoque. Además, los métodos plasmados en manuales o cursos de idiomas, han contribuido en la industrialización del aprendizaje de lenguas extranjeras, este hecho no es del todo negativo, ya que pienso que ha aportado a internacionalizar idiomas poco globales; y creo firmemente que esto refuerza de alguna manera la tolerancia intercultural.
La lengua y su aprendizaje: La inclusión del sujeto
A pesar de algunos esfuerzos por considerar los procesos de aprendizaje, es sólo a partir de la segunda mitad del siglo XX que se empiezan a revolucionar los procesos pedagógicos y se apunta más hacia el vértice Aprendizaje, es decir el SUJETO; y se rescatan las distintas variables cognitivas, afectivas, sociales y contextuales del alumno. Como resultado, se ha desarrollado, el concepto de enfoque que es mucho más inclusivo y adaptable. El enfoque permite establecer la base teórica en la que se fundamenta el método. Esta evolución, ha originado una didáctica enfocada, no sólo en la lingüística, sino también en los procesos de aprendizaje (el alumno o sujeto); lo cual se traduce también en una mayor autonomía del profesor.
La aparición del enfoque comunicativo permite, por ejemplo, que el proceso de enseñanza, no sea liderado por el Objeto sino por el Sujeto, en otras palabras, el proceso inicia desde el aula hacia arriba, hacia las creencias y los conceptos. Ésto demanda una constante preparación por parte del profesor. El docente debe involucrarse y estar al día en las multidisciplinas vinculadas al aprendizaje de una lengua. Aunque, como dice Melero (2000) “Nadie sabe exactamente cómo se aprende una lengua...”
Con el enfoque por tareas se pretende alcanzar la autonomía del aprendiente como creador de conocimiento independiente. No obstante, poco se habla de la autonomía del docente, también como creador y transformador de conocimientos en el aula y en su planes didácticos, pero ¿cuánta libertad tiene un profesor de idiomas en el aula?
El filólogo Kumaravadivelu trae ese cuestionamiento en su planteamiento sobre la era posmétodos. “Impulsar la profesión de la enseñanza de lenguas más allá del limitado y limitador concepto de método2”. Como bien destaca este profesor muy visionario, el posmétodo, es una pedagogía real, práctica, implícita, ilimitada, y no puede en su totalidad ser trasladad al libro porque parte de su riqueza es la improvisación dentro de lo planificado. La pedagogía posmétodo es activa y mucho más dinámica que un enfoque porque se alimenta del día a día, de cada participación, de cada error, de cada corrección en el aula. Su riqueza no sólo depende de la retroalimentación en el aula, sino de los conocimientos y de la sensibilidad del profesor y del alumno.
Las clases no deben ser modelos lineales, acumulativos de tiempo y conocimiento, sino, como el profesor Kumaravadivelu propone, debemos encaminarnos hacia un modelo cíclico, integrado, multidemensional y sinérgico.
El posmétodo es una pedagogía, dice él, en el terreno, y yo digo, que es una pedagogía a todo terreno; porque la enseñanza-aprendizaje en el aula se asemeja a una aventura: donde el docente y el discente son cazadores de oportunidades de enseñanza y de aprendizaje; donde el destino está marcado pero su camino se hace al andar3; donde la creatividad para improvisar es una virtud de supervivencia; y donde se explora el mundo en la palabra.
La enseñanza del español como un sistema
Aprender español y otras lenguas extranjeras no es más una asignatura aislada, es parte de una coyuntura científica, social, política y hasta económica. Además, el crecimiento de la población hispanohablante ha complicado y a la vez enriquecido la enseñanza del español, por lo tanto, un tipo de estandarización de la lingüística estructural no vendría nada mal.
De allí que a partir de los años ochenta y con bases en una enseñanza comunicativa, aparece el enfoque del currículo que pretende armonizar los contenidos estructurales de la lingüística con planes pedagógicos abiertos. Así, se ayuda a los docentes a restituir el caos del eclecticismo metodológico. La enseñanza de las lenguas extranjeras se han convertido, desde entonces, en macro proyectos que forman parte de las políticas gubernamentales y comunitarias (como es el caso del Marco Europeo). Asimismo, saco a colación el Plan Curricular del Instituto Cervantes que marca directrices para la enseñanza del español como lengua extranjera según los niveles del Marco Europeo; su finalidad es mantener la calidad lingüística del español.
Conclusión
Porque el objetivo de todo proceso educativo recae en la necesidad de transformar al sujeto, no al objeto de estudio4. La educación es humana y todo aquello que tenga que ver con el ser humano es complejo, es emocional y es real.
Al tener como herramienta uno de los idiomas más hablados del mundo, el profesor de español es un artista de una riqueza cultural y lingüística sin precedente. La Hispanidad regala al profesor DELE, un sinnúmero de contenidos que hay que saber administrar y transmitir. La tecnología de la información facilita la disponibilidad de dichos contenidos, entonces, ¿qué esperamos? Seamos creadores de materiales de aprendizaje, no repetidores de métodos, ¡tomemos nuestra liberta! (con responsabilidad).
1 “A partir de esta publicación, la gramática será considerada la disciplina que estudia las reglas de una lengua, hasta el advenimiento de la lingüística como disciplina científica en el siglo XIX” https://es.wikipedia.org/wiki/Gram%C3%A1tica_castellana#Importancia
2 La palabra y el mundo, Entrevisata a Con B. Kumaravadivelu. Marco ELE Revista de Didáctica, 2012
3 Antonio Machado
4 Martín Sánchez, M. (2009)
Autor:
Silvia Zisler-Moreno
Universidad de la Rioja
Historia de la enseñanza del español L2/LE